El domingo fui temprano a votar. Me quedé, sin darme cuenta toda la noche jugando al candy crush, y cuando me quise acordar ya eran como las 10 de la mañana. Busqué mi documento y partí hacia la escuela. No había mucha gente, solo un par de personas en la cola. Llegó mi turno, entregué el documento, voté, firmé y me fuí. Cuando llegaba a la puerta de la escuela me di cuenta que me faltaba algo, el celular.
Volví corriendo hasta la mesa del sufragio y me fijé si no lo había dejado olvidado ahí o en el cuarto oscuro, no estaba. A los gritos pedí a la gendarmería que nadie se fuera del establecimiento.
Recordé la cara de malandra que tenía el viejito que estaba detrás mío en la fila, lo hice requisar y nada... No lo tenía. Intenté hacer memoria de mis pasos, nunca suelto el celular, siempre lo tengo en la mano, incluso he desarrollado una técnica para orinar sosteniéndolo sin mojarlo. La única posibilidad era haberlo metido junto al sobre en la urna. Me acerqué nuevamente al presidente de la mesa donde había votado.
-Disculpa, estoy seguro que, sin querer, se me cayó el teléfono en la urna... -expliqué a las autoridades electorales.
-¿Estás seguro? Recién hiciste desnudar a un pobre viejo pensando que te lo había choreado -cuestionó un fiscal, bastante insolente.
-Nunca suelto el teléfono, la única posibilidad es que se me haya caído en la urna.
-Espera un poquito, ¿si? Hay mucha gente que quiere votar... -me dijo el presidente de mesa.
-Me parece que no me entendiste, no me muevo de acá hasta que no me devuelvan el celular. Ahí está mi vida, no puedo andar sin el teléfono -argumenté.
Un "¡dale, pelotudo!", cobarde e hiriente, se escuchó del fondo de la hilera de votantes. Traté de no caer en las provocaciones. Pero la impaciencia de los votantes hizo que las autoridades de los comicios fueran inflexibles con mi reclamo.
-Solo te pido que abran la urna, sacó mi celular y siguen con esto - propuse, de manera ejecutiva, la simple solución al conflicto.
-¡De ninguna manera se puede abrir la urna! -se indignó una fiscal, seguramente maestra, la típica ñoña reglamentarista-. Hasta que no termine el comicio, no se podrá abrir.
-¡Faltan como 8 horas! -me indigné.
-¿Te alcanzamos una silla? -bromeó la maestra.
-No me obliguen a mover contactos... hago un par de llamados y los hago echar a todos -intenté amenazarlos.
-Llamalos con señales de humo, porque el teléfono lo perdiste -concluyó el presidente.
"Jodete, flaco, no rompás más las pelotas", me gritaron desde la fila. Me acerqué hasta los gendarmes que estaban apostados en la entrada buscando su ayuda, ya que justamente estaban concentrados en sus propios celulares y supuse se solidarizarían con un ciudadano desconectado como yo.
-Nosotros estamos desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche, no te quejes... -fue la tajante negativa de los gendarmes.
Finalmente, a las 18 hs. cerraron los comicios y abrieron la urna. Mi teléfono, efectivamente estaba allí. Estaba por tomarlo cuando, la fiscal me pegó un reglazo en los dedos.
-¡Momentito! Todavía no hemos hecho el recuento de votos... -me retó la docente.
-¿Qué votos? Si es mi celular...
-Jóven, comprenda que esta es una situación fuera de lo común, no estipulada. La ley dice muy clarito que todo lo que está en la urna debe contabilizarse. Si su teléfono está dentro se considera un voto, impugnado en este caso, pero es como un sobre más... -siguió con su perorata la maestra.
-¿Tenemos que remitir el celular al Ministerio del Interior? -preguntó un fiscal.
-Devuélvanme el celular, por favor... -rogué.
-Si ni siquiera sonó en toda la tarde, ¿para qué lo querés? No te llama nadie, ni un mensaje recibiste ¿Lo tenías en silencioso?...-preguntó el presidente de mesa.
-No, nunca lo pongo en silencioso - respondí.
Los integrantes de la mesa se miraron, me pidieron que me aparte unos minutos y deliberaron un poco. Me pareció observar que me miraban con lástima, como si fuese un pobre diablo sin amigos ni vida social, un paria. El presidente de mesa se levantó y me devolvió el celular.
-¡Andá, flaco! Y si querés te agrego en algún grupo de whatsapp para que no estés tan solo -se ofreció.
Agradecí la molestia y me retiré esperando que la próxima se imponga, por fin el voto electrónico.
lunes, 28 de octubre de 2013
viernes, 25 de octubre de 2013
La verdad sobre la uniformidad de los candidatos
Más allá de quién gane o quién pierda este domingo, el gran triunfador en esta campaña ha sido nuestro movimiento Revolucionario Digital. Si bien no nos representa ningún partido político, es sumamente gratificante observar como todos los candidatos han recurrido a los adelantos tecnológicos para ganar votos. Se podría decir que los postulantes de estas elecciones legislativas son de los primeros ciudadanos 2.0. Desde la imagen photoshopeada de los afiches donde nos encandilan con la exagerada blancura de sus sonrisas y donde es más dificil encontrar una arruga que un taxi en una nochebuena lluviosa.
Pero la gran novedad por estos días no son los retoques en las fotografías, sino un software desarrollado para actuar directamente sobre el discurso de las personas, sobre su tono de voz. El Descarismator 1.0, un programa en fase de desarrollo que, básicamente, quita cualquier atisbo de carisma a los candidatos logrando que todos hablen igual, con ese aburrido monotono que da igual si están proponiendo una baja de salarios, una medida antinflacionaria o si están vendiendo biromes en el subte.
El Descarismator también actúa en el discurso escrito, así las cuentas de twitter o facebook de los postulantes también carecen de gracia, espontaneidad, personalidad y pasión. Nunca una frase jugada, un chiste, nada... solo comentarios sacados de libros de autoayuda.
El software en cuestión, explican sus creadores, "apunta a quitar todo tipo de emociones humanas, a insensibilizar a los candidatos, según los últimos estudios de marketing político la gente los prefiere así, híbridos. Es la era de la política ameba".
Nosotros,como activistas de la Revolución Digital estamos felices de tener, por fin candidatos simil robots, que hablan todos igual, sin expresión en sus rostros, sin carisma y, muchos de ellos, los más avanzados, sin ideas propias.
Pero la gran novedad por estos días no son los retoques en las fotografías, sino un software desarrollado para actuar directamente sobre el discurso de las personas, sobre su tono de voz. El Descarismator 1.0, un programa en fase de desarrollo que, básicamente, quita cualquier atisbo de carisma a los candidatos logrando que todos hablen igual, con ese aburrido monotono que da igual si están proponiendo una baja de salarios, una medida antinflacionaria o si están vendiendo biromes en el subte.
El Descarismator también actúa en el discurso escrito, así las cuentas de twitter o facebook de los postulantes también carecen de gracia, espontaneidad, personalidad y pasión. Nunca una frase jugada, un chiste, nada... solo comentarios sacados de libros de autoayuda.
El software en cuestión, explican sus creadores, "apunta a quitar todo tipo de emociones humanas, a insensibilizar a los candidatos, según los últimos estudios de marketing político la gente los prefiere así, híbridos. Es la era de la política ameba".
Nosotros,como activistas de la Revolución Digital estamos felices de tener, por fin candidatos simil robots, que hablan todos igual, sin expresión en sus rostros, sin carisma y, muchos de ellos, los más avanzados, sin ideas propias.
miércoles, 23 de octubre de 2013
Resabios del Día de la Madre
-No
pasaste a verme ayer, ¿sabías que fue el día de la madre?... -me
recriminó mi mamá esta mañana al teléfono. Por cierto, cuando ella me
llama recuerdo que aún tengo teléfono de línea y debería darlo de baja
porque prácticamente no lo uso.
-La última vez que nos vimos te quise instalar el whatsapp en el celu, pero no es mi culpa que todavía no tengas un smartphone, así es imposible ubicarte... Además, estuve todo el día en skype, mami... vos no te conectaste -me defendí con sólidos argumentos.
-Ni siquiera un ramo de flores, un regalo... -siguió lamentándose.
-¡¿Cómo que no?!... ¿No viste que te escribí en el muro de facebook? ¿No recibiste la tarjeta de los perritos catando cumbia que te mandé por mail?...
El silencio sepulcral al otro lado de la línea, según los cánones de la vida social, significaba enojo de mi interlocutor, en este caso mi vieja.
-Ok, te voy a decir la verdad... No fuí a verte porque me quedé en casa preparándote el regalo...
-¿De verdad? -pareció entusiasmarse.
-Si, ¿viste que los futbolistas se ponen una remera bajo la casaca del equipo con frases como "Gracias Má", "feliz día" y las muestran a cámar cuando hacen un gol? Bueno, yo me quedé todo el día jugando al Candy Crush para poder dedicarte mi nuevo record...
La llamada se cortó. Quizás por eso tengo que sacar la línea fija, además de usarse poco, funciona mal. Me parece que la vieja, de todas formas, se emocionó.
-La última vez que nos vimos te quise instalar el whatsapp en el celu, pero no es mi culpa que todavía no tengas un smartphone, así es imposible ubicarte... Además, estuve todo el día en skype, mami... vos no te conectaste -me defendí con sólidos argumentos.
-Ni siquiera un ramo de flores, un regalo... -siguió lamentándose.
-¡¿Cómo que no?!... ¿No viste que te escribí en el muro de facebook? ¿No recibiste la tarjeta de los perritos catando cumbia que te mandé por mail?...
El silencio sepulcral al otro lado de la línea, según los cánones de la vida social, significaba enojo de mi interlocutor, en este caso mi vieja.
-Ok, te voy a decir la verdad... No fuí a verte porque me quedé en casa preparándote el regalo...
-¿De verdad? -pareció entusiasmarse.
-Si, ¿viste que los futbolistas se ponen una remera bajo la casaca del equipo con frases como "Gracias Má", "feliz día" y las muestran a cámar cuando hacen un gol? Bueno, yo me quedé todo el día jugando al Candy Crush para poder dedicarte mi nuevo record...
La llamada se cortó. Quizás por eso tengo que sacar la línea fija, además de usarse poco, funciona mal. Me parece que la vieja, de todas formas, se emocionó.
domingo, 20 de octubre de 2013
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